Los Juegos Olímpicos de Barcelona 1992 significaron un antes y un después en la ciudad. Además de pasar a la historia como una de las olimpiadas más exitosas y mejor organizadas, la ciudad condal supo sacarle todo el partido posible a una cita que la colocó como la capital del mundo durante unos cuantos días de julio y agosto de aquel mágico año. Era el empujón que le hacía falta para mostrar sus atractivos y demostrar que era capaz de organizar con suficiencia una cita de esta envergadura. Aprobó con nota y aún hoy sigue recogiendo los frutos de aquel buen trabajo. El número de turistas que llega a Barcelona en la actualidad se ha multiplicado por cinco y algunas de las instalaciones que acogieron las competiciones de las olimpiadas son hoy lugar obligado de visita para muchos de ellos.
Las cifras de Barcelona ´92
El 25 de julio de 1992 comenzaron los Juegos Olímpicos que cambiarían para siempre a Barcelona y la historia de las Olimpiadas. La organización y el buen hacer del 92 marcaron un antes y un después del mayor evento deportivo. Algunos de los datos de Barcelona 92 son:
– La antorcha olímpica recorrió más de 6.000 kilómetros, pasó por las 17 comunidades autónomas gracias a la labor de 9.600 portadores.
– Participaron 169 países y un total de364 atletas.
– España consiguió su récord de medallas con 13 oros, 7 platas y 2 bronces. En total, 22 metales.
– El Equipo Unificado, formado por 475 deportistas de la desaparecida Unión Soviética, se alzó con el puesto de honor en el medallero con 112 metales (45 oros, 38 platas y 29 bronces), seguido de Estados Unidos con 108 (37 oros, 34 platas y 37 bronces).
El antes y el después Barcelona ´92
Además de la innegable promoción que supuso el hecho de albergar el espectáculo deportivo por antonomasia, Barcelona acometió una serie de ambiciosas mejoras que, con el tiempo, han demostrado que fueron un absoluto acierto. A pesar de ser una ciudad marítima, el punto flaco que tenía antes de 1992 es que no había sabido integrar de una manera atractiva su privilegiada situación. La gran infraestructura que corrigió esta anomalía fue el Puerto Olímpico, sede de las competiciones de vela durante los JJOO y que hoy es una de las zonas de ocio más interesantes de la capital.
La integración del mar provocó que los millones de turistas que se animaron a elegir Barcelona como destino, se encontraran con un aliciente más unido al patrimonio cultural y artístico del que siempre ha presumido la ciudad condal. El recorrido por el Puerto Olímpico no puede faltar en cualquier itinerario, al igual que la playa de la Barceloneta, que desde 1992 se transformó en una verdadera playa de ciudad agradable de visitar y con una limpieza exquisita. El verdadero éxito de aquel cambio es que el turista se dio cuenta de que no tenía que desplazarse a las localidades costeras cercanas a Barcelona para tomar el sol, darse un chapuzón y relajarse en un restaurante o discoteca frente al mar. La ciudad ya podía ofrecer todo eso y el visitante lo captó de inmediato.
Montjuic fue otro de esos lugares con encanto que se abrió definitivamente al turismo en 1992 y que hoy conserva intacto el espíritu deportivo que se generó en aquel año. Aunque la montaña mágica ya había sido recuperada con motivo de la Exposición Universal de 1929, los Juegos Olímpicos le dieron el espaldarazo definitivo con la construcción de infraestructuras como el Palau Sant Jordi, el Estadio Olímpico, las piscinas Picornell y la torre de Calatrava.
La grandeza de 1992 radica en que, a una promoción de la ciudad excelente, se le unió la ampliación y diversificación de la oferta turística. Esas fueron las claves de que el número de visitantes creciera de forma vertiginosa. Además, Barcelona supo anticiparse a ese éxito duplicando su oferta hotelera para acoger a un número de turistas que sigue batiendo récords y que ya se acerca a los 8 millones al año.