Barcelona no sólo es una ciudad moderna y cosmopolita, muchos de sus rincones están cargados de historia como es la Plaza de Sant Jaume. Es la sede de los principales edificios administrativos de la ciudad condal y su importancia histórica se remonta a la época de los romanos cuando en este espacio se ubicaba el foro romano, el centro de la vida política.
Ubicada en el Barrio Gótico, la Plaza de Sant Jaume – oficialmente Plaça de Sant Jaume – es el centro administrativo de Barcelona. Cientos de barceloneses y turistas pasean por ella cada día como vía de paso a las callejuelas del Barrio Gótico y a sus principales atractivos, y para acceder a los edificios administrativos.
Bautizada con el nombre de la Plaza de la Constitución, este céntrico espacio fue remodelado en 1.823. Era un pequeño lugar junto al cementerio de la Iglesia San Jaume. Para ampliar el espacio, se trasladó la iglesia a la calle Ferrán y se demolieron algunas viviendas. Destaca por su amplitud en una zona de estrechas calles y por dar la sensación de estar libre de tráfico, a pesar de que no es una plaza peatonal. Es el punto de referencia para ver castellers, especialmente en jornadas lúdicas y reivindicativas. Sus dos grandes buques insignia son: el Ayuntamiento de Barcelona y el Palacio de la Generalitat.
Ayuntamiento de Barcelona
El origen se remonta a 1.369 con la creación del Salón de Cientos aunque el edificio data de 1.847. Su fachada principal es de origen neoclásico y conserva su estructura original a excepción del Patio de los Naranjos. A lo largo de los años, ha sufrido remodelaciones siendo la más significativa el edificio de 15 plantas de vidrio decorados con aluminio para representar el escudo de Barcelona.
Palacio de la Generalitat
Franqueado por las calles del Obispo, de San Severo y de San Honorato encontramos la sede del gobierno de la Generalitat de Catalunya. Es un edificio de varios estilos ya que ha sufrido importantes remodelaciones para adaptarse a las nuevas funciones. La fachada principal es de estilo renacentista y fue diseñada por Perei Blai, mientras que la lateral de la calle del Obispo es de estilo gótico, al igual que la escalera y el patio.
Pasear por la Plaza de Sant Jaume es recomendable para cualquiera que visite Barcelona. Permite conocer edificios de gran valor y belleza en la ciudad y contemplar el trasiego de uno de los barrios con más encanto de la ciudad.