Barrio Gótico, Barcelona
El Parque de la Ciutadella originalmente construido sobre los terrenos de una fortaleza erigida por Felipe V en el siglo XVIII, pasó por transformaciones relevantes tras la revolución de 1868 y fue fundamental durante la Exposición Universal de 1888.
Historia y Arquitectura
Bajo el mandato del alcalde Francesc Rius i Taulet, el arquitecto Josep Fontserè se encargó de la urbanización de este parque, convirtiendo lo que antiguamente era una ciudadela en un oasis urbano. Hoy, los visitantes pueden conocer edificaciones de la antigua fortificación, como la capilla, el palacio del gobernador y de la Exposición Universal, como el Umbráculo, el Invernadero, el Museo de Geología y el Museo de Zoología.
Naturaleza y Recreación
El parque de la Ciutadella es perfecto para relajarse. Pasea por el jardín romántico, disfruta del estanque ovalado, o admira las distintas esculturas que se encuentran repartidas por todo el recinto. No olvides visitar el Zoo de Barcelona, que también forma parte del parque.
Dentro de sus límites, se encuentra la sede del Parlament de Catalunya, una visita obligada para quienes desean conocer más sobre la región.
Los Jardines Mossèn Costa i Llobera se crearon en la década de los años 60 y ocupan un terreno que en su momento albergó baterías antiaéreas, una muestra del rico pasado histórico de la ciudad.
Los amantes de la botánica disfrutaran de una colección de cactus y plantas tropicales, especialidad de los jardines. Gracias al exclusivo microclima de la zona, estas plantas prosperan en un ambiente que registra temperaturas hasta dos grados más altas que el resto de Barcelona. Esta ubicación privilegiada en el sureste de Montjuic resguarda a los jardines de los fuertes vientos, ofreciendo condiciones ideales para el cultivo de estas especies.
Los Jardines del Padre Costa i Llobera se convierten en un refugio para los amantes de la naturaleza y en un rincón de paz y tranquilidad en el corazón de una ciudad bulliciosa.
Ubicado en una de las entradas principales de la ciudad, este parque de nueve hectáreas es el hogar de La Rosaleda. Esta sublime sección del parque presenta una colección de rosales que representan formas, colores y orígenes de todos los continentes.
Desde el 2001, La Rosaleda no solo deslumbra a sus visitantes con sus más de 10.000 rosales, sino que también es el escenario del concurso internacional de rosas. Si planeas visitar Barcelona entre mayo y julio, estás de suerte. Durante estos meses, hasta 150.000 rosas florecen simultáneamente, ofreciendo un espectáculo de color y aroma incomparable.
El parque del Mirador del Migdia es un parque botánico que rinde homenaje a la rica biodiversidad del clima mediterráneo.
Al recorrer sus senderos, te encontrarás con especies vegetales mediterráneas que reflejan la belleza y resistencia de nuestra región. Pero lo que hace que este parque sea aún más especial es su colección de plantas procedentes del Pacífico, una sorpresa que evidencia la adaptabilidad de estas especies a nuestro clima.
Lo más destacado del parque es su ordenación fitogeográfica, las plantas están dispuestas según su lugar de procedencia.
El parque Joan Miró emplazado en el antiguo matadero municipal, es también conocido como Parc de l’Escorxador. Se inauguró en 1983 y abarca el espacio equivalente a cuatro majestuosas manzanas. Al pasear, encontrarás una plaza pavimentada, perfecta para diversos eventos y celebraciones.
Su vegetación es mediterránea con predominio de pinos y encinas.
No puedes perderte la monumental escultura ‘Dona i Ocell’ en la calle Tarragona. Esta pieza, creada por el renombrado Joan Miró, se alza con sus 22 metros de altura, deslumbrando con sus brillantes teselas de colores.
Justo al lado, encontrarás la biblioteca pública del barrio, un espacio ideal para quienes buscan un momento de lectura y tranquilidad.
Originalmente, en 1912, este espacio solía ser un parque de atracciones situado en los jardines de la familia Bertrand-Girona. Sin embargo, con el cierre del parque en 1929, el paisaje del Turó Parc estaba destinado a evolucionar. Después de un pacto con el Ayuntamiento, parte del terreno fue cedido a cambio de poder urbanizar el resto.
La reapertura en 1934 introdujo a los visitantes a un mundo de belleza diseñado por el renombrado arquitecto Nicolau Maria Rubió i Tudurí. Hoy, el Turó Parc presenta una rica vegetación con encinas, palmeras datileras y magnolias que adornan sus senderos. Mientras caminas, encontrarás esculturas que cuentan historias del pasado de la ciudad y un estanque de nenúfares en el corazón del parque.
Los más jóvenes se deleitarán en la zona infantil, y si te adentras más, puedes encontrar un pintoresco escenario de piedra que antes albergaba representaciones, recordando las raíces de entretenimiento del parque.
Fundado en 1791, este jardín-museo alberga una fascinante historia que comenzó con el marqués de Llupià i Alfarràs y el brillante trabajo del paisajista y jardinero italiano, Domenico Bagutti.
Este parque incluye el jardín más antiguo conservado de la ciudad.
Dentro, los visitantes pueden perderse por el mágico laberinto, la estrella del parque, mientras admiran árboles de interés local, como el cedro del Himalaya (Cedrus deodara) y el tilo (Tilia tomentosa). La biodiversidad en Laberint d’Horta es sorprendente, desde encinas y robles hasta los bojes (Buxus sempervirens).
El arte y la arquitectura son aspectos destacados que los visitantes pueden contemplar como templetes neoclásicos con columnas toscanas, esculturas mitológicas y un impresionante pabellón dedicado a las musas.
El Laberint d’Horta es un viaje a través de dos eras distintas, empezó como un jardín neoclásico y, con el tiempo, adoptó rasgos de un jardín romántico. Esta dualidad, entre la naturaleza dominada y la naturaleza libre, es lo que lo hace tan especial.
El Parque del Castell l’Oreneta es un oasis en la Sierra de Collserola que te invita a desconectar por un frondoso bosque dentro del corazón barcelonés.
En 1910, un castillo majestuoso dominaba la vista, pero después de la Guerra Civil española quedaron solo una torre y algunas paredes en pie. Mientras te adentras en el parque, descubrirás una fuente ornamental de 1863 y vestigios del pasado agrícola del lugar, como una antigua era y sistemas de riego.
No solo es un sitio de patrimonio histórico, la verdadera esencia del Parque del Castell l’Oreneta radica en su vegetación mediterránea. Camina entre pinos blancos, encinas y robles, y descubre arbustos como el madroño y el lentisco. Los aromas del tomillo, laurel y lavanda te envolverán, recordándote la biodiversidad de la cordillera de Barcelona.
Después de tu recorrido, disfruta de las zonas de pícnic con vistas panorámicas de Barcelona, extendiéndose desde Sant Adrià de Besòs hasta el Prat de Llobregat. Si viajas con niños, las áreas de juego infantil les proporcionarán diversión inagotable.
Si visitas el parque en domingo o festivo por la mañana súbete al tren del parque con el que podrás disfrutar de una vuelta única por el lugar.
