La playa más conocida y extensa de Barcelona esconde la historia de un barrio y una ciudad marcada por la influencia del mar. Atractiva especialmente para turistas, la Barceloneta es uno de los mayores símbolos turísticos de la ciudad, pero visitar la Barceloneta es mucho más que ir a la playa y tomar el sol, es conocer el pasado del barrio pesquero de la ciudad.
Vóley, ping pong o fútbol playa son algunos de los deportes que se practican a diario en la Barceloneta. Tampoco podía faltar el running, la natación o actividades más tranquilas como el yoga. La playa cuenta con el equipamiento deportivo y de ocio necesario para hacer ejercicio con unas vistas privilegiadas al mar.
La cara más deportiva de la Barceloneta convive con los chiringuitos de playa y los cientos de turistas que buscan el bronceado perfecto y un apetecible baño en las aguas del mediterráneo. La estampa de tumbonas y bañistas deja paso, al caer la tarde, a la noche barcelonesa donde los chiringuitos de playas y los locales de la zona se convierten en chill out para ser una de las mejores opciones de ocio nocturno. Tanto de noche como de día aún es posible vislumbrar el pasado de un barrio marcado por la influencia del mar, la vida de los pescadores y su pasado industrial.
Su historia
En 1.753 se colocó la primera piedra del barrio marítimo de la ciudad condal: la Barceloneta. La zona poco tenía que ver con la imagen actual. Se caracterizaba por ser un barrio humilde donde predominaban las barracas y los almacenes de pescadores. Poco a poco el paisaje se fue transformando con el derribo de las barracas para dar paso a casas unifamiliares de planta baja.
Pero su cercanía al Puerto y al ferrocarril transformó el barrio marítimo en un barrio obrero donde imperaban las edificaciones industriales hasta la mitad del siglo XIX. A partir de entonces, numerosas iniciativas solicitaron la recuperación del litoral como espacio para el deporte, el ocio y la cultura. Fue en la segunda mitad del siglo XX, cuando los establecimientos de baño abrieron sus puertas en la Barceloneta. Sin embargo, la transformación total llegó de la mano de los Juegos Olímpicos del 92 cuando se saneó la zona para convertirse en paseo marítimo y en una de las mejores cartas de presentación de Barcelona.
Actualmente, la Barceloneta conserva el encanto de antaño. Pasear por sus estrechas calles y observar las antiguas casas de pescadores marcadas por el salitre del mar es iniciar un viaje al pasado marítimo para conocer, vivir y sentir la vida de una zona que conserva el encanto y el carisma de la vida de barrio.